Turquía

Aunque la mayoría de su creciente población de 80 millones de habitantes es musulmana, Turquía es oficialmente un estado secular. El estilo de vida occidental coexiste junto a tradiciones antiguas, desde peleas de camellos a derviches giradores. Paseando por Estambul, observará tanto vaqueros ajustados de diseño como un fez o pañuelos para la cabeza.

La capital política de Turquía es Ankara, pero Estambul sigue siendo un importante centro económico, como ya lo fue como capital del Imperio otomano y romano, y como eje comercial de la Ruta de la Seda. El icónico perfil de la ciudad incluye algunas de las construcciones más espectaculares del mundo, desde Santa Sofía a la Mezquita Azul.

Con unos 8000 km de costa limitados por cuatro mares, Turquía no es solamente un destino de negocios o arquitectónico. En la costa occidental del Egeo, resorts como Çeşme y Bodrum indican el comienzo de la Costa Turquesa, una sucesión de soleadas playas que se extienden hacia la ciudad mediterránea de Antalya en el sur. Cerca de Çeşme, se encuentra Éfeso, patrimonio de la Unesco; sus ruinas griegas, romanas, bizantinas y otomanas son testigo de la riqueza de la historia de Turquía.

Sus maravillas naturales son igualmente impresionantes. En el interior, en Pamukkale, aguas termales ricas en minerales forman concentraciones de agua en la ladera de una colina salpicada de terrazas de travertino. En el vasto y seco centro del país, la región de Capadocia es conocida por sus formaciones rocosas surrealistas llamadas «chimeneas de hadas».

Muchos consideran la cocina y artesanía turcas como dos más de las maravillas del país. Kebabs, surtidos de meze, hojaldrados börek y pizzas lahmacun son tan internacionales como alfombras hechas a mano, cerámicas, joyería y textiles.

Tanto si visita Turquía por ocio o negocio, esta le cautivará gracias a su belleza natural, historia, gastronomía, artesanía y una sensación de transformación constante.