Con 50 estados y una masa terrestre de diez millones de kilómetros cuadrados, los Estados Unidos de América forman un continente de dimensiones gigantescas. Tierra de emigrantes desde hace siglos, tal como encarna la isla Ellis para generaciones de aventureros, esta nación del arco iris es un crisol impresionante de influencias irlandesas, italianas, africanas y británicas. ¡Solo por nombrar unas cuantas! Bajo su bandera tachonada de estrellas, que ondea patrióticamente en las fachadas de muchas casas, parece que todo fuera posible. Nada menos que el sueño americano. Emprendedores hasta la médula, los estadounidenses son optimistas empedernidos y cultivan el arte del exceso y el éxito, desde Hollywood hasta Silicon Valley. Los rascacielos en todas sus ciudades parecen querer tocar las estrellas.
Estas delgadas torres de hormigón, acero y cristal son uno de los pocos puntos en común de todas las ciudades estadounidenses, separadas por miles y miles de kilómetros. Washington, sede de la Casa Blanca, es una propuesta muy distinta de Nueva Orleans, la ciudad del jazz… La libertad hippy de San Francisco contrasta con la ostentosidad de Las Vegas, una ciudad en medio de un desierto. Esto, a la vez, tiene bastante poco que ver con el estudiado aire desenfadado de Los Ángeles, a la sombra de las colinas más cinematográficas del planeta. ¿Y cuál es el nexo de unión entre Miami, un crisol cultural hispano, Chicago y su arquitectura omnipresente, Boston, lugar de origen de los Kennedy, y Dallas, en Texas? Nueva York, todo un mundo por derecho propio y el alma de Estados Unidos, sintetiza estas paradojas a la perfección.
Entre estas ciudades fascinantes se extienden grandes superficies desérticas que también esconden maravillas. A ambos lados de la legendaria Ruta 66, perdido en mitad del desierto de Black Rock en Burning Man, envolviendo al Gran Cañón, montando las olas en Hawái, resguardándose a los pies de un bosque cubierto de nieve en Colorado: grandes tramos de naturaleza indómita, tan antigua como el mismo mundo, ocupan hasta donde abarca la vista con mil y un aspectos distintos por explorar.