La historia de la icónica y abovedada Santa Sofía es un reflejo del pasado turbulento de la ciudad. Se creó en 537 d. C. como una catedral ortodoxa de Oriente, la mayor iglesia del momento. Permaneció bajo control cristiano hasta 1453, cuando los conquistadores otomanos la convirtieron en una mezquita. Con las políticas seculares del primer presidente de Turquía, Atatürk, la mezquita se cerró en 1931 y reabrió como un museo que ahora recibe a millones de visitantes al año. Destacan el techo ornamentado de la bóveda bizantina y la mezcla de obras musulmanas y cristianas que revisten su interior.