Justo en el centro de la medina, junto a la mezquita del mismo nombre, la Madrasa de Ben Youssef es un maravilloso tributo al arte marroquí. Fundado en 1570, este colegio islámico es una muestra perfecta de los matices de la arquitectura árabe-andalusí. Madera de cedro, mármol, estuco, mosaicos, paneles de yeso profusamente esculpidos y celosías tipo mashrabiyas abundan en este edificio de 1600 m² de superficie. En el corazón de la madrasa, irremediablemente llamarán su atención el estanque ornamental y los chorros de agua de bronce. Este espacio, ahora desconsagrado y abierto al público, sigue conservando todo su esplendor y garantiza al visitante un exótico viaje en el tiempo.