En Marsella, sus pasos le llevarán al Palais Longchamp, conocido por su arquitectura neoclásica, un parque con fuentes y el Museo de Bellas Artes. Cuando abrió sus puertas en 1804, fue el primer museo de la ciudad. Las colecciones representan lo mejor del arte francés e italiano de los siglos XVI y XVII, así como cuadros de maestros flamencos como Rubens. El museo posee una distinguida colección del siglo XIX que incluye la obra La voz interior de Rodin, así como obras de artistas provenzales, testigos de la efervescencia creativa de la región durante los siglos XVII y XVIII.